RELACIÓN SUCINTA, VERDADERA Y CIERTA DE LO OCURRIDO EN LA PROVINCIA DE ORENSE, DESDE QUE LOS FRANCESES ENTRARON EN DICHA CIUDAD. ESCRITA POR EL ABAD DE SAN MARTÍN DE ARAUJO.
A mediados de enero de 1.809, entraron los franceses en Orense, y se retiró el Excelentísimo Sr. Marqués de la Romana, con su ejército por Allariz, y Ginzo á las inmediaciones de Monterrey, dando la vuelta por Baltar, Villamayor de la Boullosa, Calvos de Randín, y más pueblos de la cordillera, raya de Portugal. En esta desgraciada retirada se desertó casi todo el ejército, algunos soldados tirando con las armas, otros haciéndolas pedazos, y otros vendiéndolas por cualquier precio, de modo que apenas quedaron del ejército existentes 3.000 hombres (…).
A este tiempo se presentó en dicha villa (1) Don Manuel García del Barrio, teniente coronel del ejército, comisionado de la suprema Junta Central para Galicia, a fin de levantar los pueblos de este Reino (…).
A instancia pues del García, y en virtud de su comisión, y de las últimas órdenes, que del general en jefe tenía recibido el marqués, se resolvieron formalizar una Junta con más número de Vocales, que trabajasen en defensa de la patria en el miserable estado en que se veía; y para esto convocaron al Doctor D. Bernardo González, Abad de San Payo de Abades, a D. Roque de Traba, que lo es de Villanueva de los Infantes, á los licenciados D. Francisco Carrión, D. Manuel Rodríguez, corregidor de Milmanda, y para presidente, al doctor en cánones y leyes D. José Salgado, Abad de Entrimo, que habiéndose excusado justamente por motivos muy superiores, que le impedían asistir a las tareas precisas de la Junta, nombraron y convocaron a D. Manuel Martínez Rao, Abad de San Martín de Araujo, que, aunque por sus indisposiciones habituales, y contemplándose sin la capacidad correspondiente para desempeñar este encargo, se excusó bastante, se vió precisado a aceptarlo.
Instalóse la Junta con formalidad el 21 de marzo del mismo año, y comenzó a obrar con la mayor actividad en alistar gentes, buscar armas, municiones y dinero (…).
A poco tiempo de haberse instalado la Junta, el Ilustrísimo Sr. Obispo de Orense regresó para casa del Abad de Entrimo desde Portugal, á donde se había retirado á ruegos de sus familiares, y del Ilustrísimo Cabildo, al ingreso de los franceses en Orense; y se le presentaron los diputados de la Junta, su presidente interino, y el García, ofreciéndole la presidencia, y rogándole se sirviese aceptarla, por convenir así a la salvación de la patria, que se hallaba en el mayor peligro: S.I. en medio de sus indisposiciones, y del trabajo continuo que en rigor del invierno tuvo dedicado a á confirmar los pueblos rayanos á Portugal, persuadido por los diputados y otros buenos españoles, de que convenía así, no se denegó claramente á recibir la presidencia, si la Junta se aprovechase por la Central, ó por el general en jefe (…).
(1) Lobeira.